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>La región prepara su temporada de riego enfrentando el año más seco desde 1998 (y el cuarto más seco desde 1910)

La región prepara su temporada de riego enfrentando el año más seco desde 1998 (y el cuarto más seco desde 1910)

Las cifras son duras. El río Tinguiririca tiene un déficit de 64% y mantiene sus mínimos históricos desde enero, mientras el Cachapoal está en menos 53% de su caudal.

Los regantes han reaccionado profesionalizando su organización y sus mecanismos de colaboración para mejorar el uso del agua disponible. Y tomando medidas para distribuir el agua disponible, como los turnos de riego, el riego nocturno, y la limpieza exhaustiva de su red de canales.

Los agricultores y regantes de la región de O´Higgins enfrentarán una temporada de riego “compleja”, debido a los efectos de la persistente sequía, situación que afecta a las principales cuencas, Cachapoal y Tinguiririca, y a los ríos y esteros, como Claro de Rengo, Zamorano, Chimbarongo, Codegua, Puquillay, Peuco, entre los más importantes.

O’Higgins lleva diez años consecutivos (2009-2018) con una pérdida del 25% de lluvias para el sector agrícola y un 35% en los caudales en temporada de riego.

El análisis del Tinguiririca y Cachapoal, los principales ríos de la región, da cuenta que el Cachapoal está con un 53% de déficit y que el Tinguiririca ha estado en sus mínimos históricos desde enero, y en ambos casos muy por debajo de los promedios incluidos los años de escasez.

“Sabemos que los esteros y ríos menores van a estar en una situación tanto o más compleja que la de los ríos mencionados”, explicó Graciela Correa, gerente de la Junta de Vigilancia del Río Chimbarongo.

La peor desde 1998 Las cifras expuestas por los regantes son abrumadoras. El río Tinguiririca, lleva acumulados 225 mm de agua caída a la fecha. Lo normal al 30 de agosto serían 622 mm. Un déficit de 64%. Son 10 años consecutivos con mermas sin precedentes desde que hay registros (1910 en adelante).

Este sería el año más seco desde 1998, es decir de los últimos 20 años. “En esta fecha deberíamos llevar el 87% del total de precipitaciones anual, pero de seguir como estamos, podríamos completar el año con 259 mm de agua caída”, expresó el gerente de la Junta de Vigilancia del Río Tinguiririca, Miguel Ángel Guzmán, quien agrega otro dato demoledor: son 10 años consecutivos de déficit, una situación inédita desde que se tienen registros (1910)

El panorama del río Cachapoal es similar. “Tenemos un 37% de déficit de lluvia en Cortaderal y 42% en las Leñas, en la cordillera. A la fecha, el Cachapoal lleva acumulados 294 mm de 467 de un año normal”, informa Robert Hilliard, gerente de la Junta de Vigilancia Río Cachapoal Primera Sección.

Los turnos y la colaboración Ante un escenario tan adverso, los agricultores de la región, líderes en la producción agrícola nacional, han profesionalizado su organización y sus mecanismos de colaboración, que son valores muy arraigados en el mundo del agro.

Probablemente sea en O’Higgins donde más rápidamente han reaccionado los regantes durante estos años de escasez. Los turnos de riego implementados en sus redes de canales son uno de los mecanismos más eficaces implementados para optimizar el agua disponible.

También han realizado una “exhaustiva” limpia de canales durante el invierno, y mejorado la coordinación entre los usuarios, aumentando el riego nocturno igual que durante los fines de semana, y creando turnos de revisión permanente de canales, marcos y acequias.

La escasez del agua se ha convertido en la nueva normalidad: “Muchas organizaciones de usuarios aplican turnos y han mejorado el estado de sus canales para un mejor aprovechamiento del agua. También ha habido un aumento importante en la participación a proyectos de la Ley de Riego de la región”, explica Correa.

¿Vuelve el Niño? Una predicción de la Dirección Meteorológica chilena y diversos científicos, como el climatólogo Fernando Santibáñez, sobre la llegada del fenómeno de El Niño, es una posibilidad en la que confían los agricultores y regantes.

La teoría dice que el Anticiclón del Pacífico, un verdadero policía del tráfico de los vientos y de lluvias, que regula la intensidad de las precipitaciones en la zona central chilena, “permitiría” el regreso de las lluvias a partir de septiembre.

El buen pronóstico coincide, sin embargo con la llegada de la primavera y el fin del ciclo natural de lluvias en esta zona. “Habrá que observar el comportamiento de la temperatura, que se espera alta para la primavera y extremadamente alta para el verano por efecto del Niño, lo que determinará la disponibilidad de nieve para el riego”, precisa Graciela Correa, también gerente de la Federación de Juntas de Vigilancia de la VI Región.

Vanessa Mancisidor Univaso Periodista Federación Juntas de Vigilancia de la Sexta Región